viernes, 6 de junio de 2014

SEFARDIES


Los sefardíes o sefaradíes son los descendientes de los judíos hispano-portugueses que vivieron en la península ibérica (España y Portugal) hasta 1492.
Esta fecha corresponde a los inicios de la Edad Moderna y a la exploración, conquista y colonización española de América. 
Los sefardíes están ligados al origen étnico hispano y a la cultura hispánica y se calcula que en la actualidad esta comunidad alcanza los dos millones de integrantes, la mayor parte de ellos residentes en Israel, Francia, 
Estados Unidos y Argentina, aunque también llegaron algunos a México, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cuba y Chile acompañando a los conquistadores españoles y portugueses ya que de esta forma
podían escapar de las persecuciones en España.
Tras la fundación del Estado de Israel, el término sefardí se ha usado frecuentemente para designar a todos aquellos judíos de origen distinto a los judíos con origen alemán, ruso o centroeuropeo, conocidos como origen askenazí . 
En esta clasificación se incluye a todos los judíos de origen árabe, persa, armenio, georgiano, yemení  e incluso indio, que no guardan ningún vínculo con la cultura hispánica que distingue a los sefardíes.
La razón por la cual se utiliza el término indistintamente es por las grandes similitudes en el rito religioso y la pronunciación del hebreo que los sefardíes guardan con las poblaciones judías de los países antes 
mencionados.
Hoy en día se contempla una tercera clasificación de la población judía, la de los mizrahim o de Oriente, para garantizar que el término «sefardí» haga alusión exclusivamente a ese vínculo antiguo con la península 
ibérica.
Los judíos desarrollaron prósperas comunidades en la mayor parte de las ciudades españolas destacandosobre todo las comunidades de Ávila, Burgos, Córdoba, Granada, Jaén, León, Málaga, Segovia, Sevilla, Soria, 
Toledo, Vitoria y Calahorra. 
En la Corona de Aragón, las comunidades , "calls", de Zaragoza, Gerona, Barcelona, Tarragona, Valencia y Palma de Mallorca se encuentran entre las más prominentes.
En otras poblaciones poblaciones, como ,Hervás, Ribadavia, Ocaña y Guadalajara, la población principal era la judía, y de hecho, Lucena estuvo habitada exclusivamente por judíos durante siglos en la Edad Media.
En Portugal, de donde muchas ilustres familias sefardíes son originarias, se desarrollaron comunidades activas en las ciudades de Lisboa, Évora, Beja y en la región de Trás-os-Montes.



Puede considerarse que la diáspora sefardí empieza ya a finales del siglo XIV, cuando asaltos a juderías y matanzas de 1391 llevaron al exilio a un cierto número de judíos, que se refugiaron mayoritariamente en las comunidades judías existentes en el Norte de África.
La expulsión de los judíos de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos en 1492 arrojó fuera de estos reinos  a un contingente de unos cien mil judíos que fueron a asentarse a Italia, el sur de Francia o Portugal. También llegaron al reino de Marruecos y a las tierras del Mediterráneo Oriental que pertenecían al entonces pujante y extenso imperio otomano.
 En 1497 tuvo lugar la expulsión de los judíos del reino de Navarra.
Tras el  matrimonio del rey don Manuel I de Portugal con la infanta Isabel de Castilla, hija de los Reyes Católicos, en 1497 se decretó la expulsión de los judíos de Portugal, aunque finalmente no se ejecutó como tal expulsión, sino que se concretó en una masiva conversión forzada en 1498. Muchos de los convertidos,cristianos nuevos, mantuvieron a escondidas la práctica de la religión de sus mayores, cosa que fue posible en gran medida porque en Portugual no actuó la Inquisición hasta 1540.

Estos conversos llamados despectivamente marranos fueron el germen de comunidades sefarditas en los Países Bajos, Inglaterra,  Hamburgo, en las ciudades italianas de  Ferrara y Ancona, o en las colonias portuguesas y holandesas de América.  A lo largo de los siglos XVI y XVII, algunos conversos abrazaron abiertamente el judaísmo y se integraron en las comunidades sefarditas de Marruecos o del Oriente Mediterráneo.

El proceso de emigración y formación de las comunidades de la diáspora sefardí fue complejo y duró años e incluso generaciones no sólo debido a las condiciones en que se hacían los viajes en aquella época, sino porque era frecuente que un individuo o una familia itinerase de un país a otro hasta asentarse definitivamente.

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