La cocina, ese lugar de la casa que a muchos resulta tan ingrato pero para otros es gratificante y relajante, y dónde a veces cuando los tiempos son dificiles y los reveses de la vida nos agobian, podemos dedicar un tiempo a desarrollar nuestras mejores ideas.
Es cierto que cocinar requiere una técnica, pero lo más importante es que tengas pasión por cocinar y lo hagas con mucho amor. La cocina tiene mucho de improvisación, de recuperar restos para crear platos nuevos, de probar sabores, en suma de laboratorio de experimentación.
Allí, en ese lugar lleno de electrodomesticos, cazuelas, platos, vasos y un sin fin de artilugios que para algunos son similares a los de una sala de torturas, podemos demostrar que, con paciencia y buena voluntad, cualquiera puede llegar a ser un "chef". No es necesario hacer "nouvelle cuisine", "cocina de fusión" o "cocina minimalista", sólo basta recuperar de lo más íntimo de nuestros recuerdos, aquellos ricos guisos que nuestras abuelas y madres nos ofrecían a la hora de comer los días de fiesta e incluso a diario.
Desde unos simples huevos fritos con puntillas, que requieren su táctica, hasta un delicioso soufle, pasando por unas sencillas albóndigas o un pure de patatas, puestos en una mesa cubierta con el mejor mantel de hilo o un humilde mantel de plástico, acompañados con unos vasos de "duralex" o las mejores copas de cristal sonoro, sobre platos cascarillados o fuentes de diseño, si están hechos con amor a la cocina y a los nuestros nos pueden proporcionar una gran satisfacción cuando los comensales "rebañen" los platos y nos feliciten de corazón.
!Adelante! Atreveos a probar algo nuevo.
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