El libro está situado en el siglo II después de Cristo, en una época en que el cristianismo todavía no había sido establecido como la religión oficial del Imperio Romano y existía por tanto el culto a los dioses romanos. Narrado en primera persona nos habla de sus reflexiones filosóficas, de sus opiniones sobre la política y el gobierno, sus ideas sobre la guerra, sobre Roma, sobre el amor. Yourcenar maneja la historia de tal manera que se da un equilibrio entre la reflexión, la acción y la emoción que nos hace sentir en muchos momentos contagiado de las emociones de Adriano y de alguna manera nos conecta con nuestro pasado grecorromano al que le debemos una gran parte de nuestra cultura y que además nos introduce en las reflexiones acerca de la inmortalidad del alma y la imperiosa necesidad de la búsqueda de un heredero por parte de los poderosos.
La técnica narrativa que la escritora usa en Las memorias de Adriano está basada en la precisión. Esta característica le facilita al lector interiorizar en el personaje y conocerlo ampliamente con los datos que él mismo suministra. Los consejos y las recomendaciones del emperador a Marco Aurelio constituyen un tratado de filosofía y toda la obra un recorrido por el testimonio de una vida que se consume inexorablemente, un peregrinaje por la sabiduría y la grandeza, una aproximación a la soledad de la existencia de quien contribuyó a instaurar el esplendor de Roma.
Las memorias de Adriano fue pensado en sus mínimos detalles por Marguerite Yourcenar. El proceso de gestación del libro tuvo una duración de largos años. En 1951 se edita por primera vez, y el mundo recibe una joya literaria en la que la historia, la ficción, y la poesía se entremezclan primorosamente, y le hacen un texto casi insuperable en su género.
Una obra que os recomiendo porque la apasionante personalidad de Adriano, emperador de Roma en el siglo II de nuestra era , y uno de los más notables gobernantes que tuvo el Imperio, se convierte en fuente de inspiración de esta novela excepcional que para mí es una de las obras más singulares, bellas y perfectas de la literatura del siglo XX.
La novela es un inventario autobiográfico ficticio de Adriano que este hace a las puertas de la muerte y desde luego constituye el más íntimo y magistral retrato de quien fue uno de los últimos espíritus libres de la antigüedad. La ambigüedad mental y erótica de Adriano, sus pequeños rencores y sus violentas reacciones, que nos lo muestran incapaz de detener la disolución, que él intuye próxima, del mundo en el que vive, están magistralmente captados por la autora. Novela clave en la narración de los hechos históricos, en el modo de mirar y reconstruir el pasado respetando la realidad y tratando de contarlas desde el mundo interior, privado y emocional de un personaje, siempre tratando de hallar y comprender el origen primero de sus actos, y por ende a su figura. Yourcenar creó una convincente, sabia y conmovedora voz de Adriano. Lo revivió, sobre todo en el pasaje de aquel verano con Antínoo por el Bósforo y Grecia en el que se refleja el esplendor de su felicidad, de un amor eterno y el dolor por la muerte del ser amado.
En suma una maravillosa novela que merece la pena ser leída y releída.
Os la recomiendo
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