A principios del siglo XII la capital aragonesa contaba con la judería más próspera y poderosa de todo el reino que, con algo más de mil quinientos miembros, era una de las más grandes de toda la Península.
La judería de Zaragoza contaba con dos barrios: la vieja, situada dentro de las murallas romanas, y la nueva o de los Callizos que se centraba al otro lado del Coso, en la parroquia de San Miguel de los Navarros.
resto de la urbe con la separación que proporcionaba el muro de piedra romano, mientras que en su frontera occidental y norte quedaba flanqueada por un muro de ladrillo que arrancaba en la actual confluencia de la calle San Gil con el Coso prosiguiendo hasta llegar a la plaza de la Magdalena. La comunicación desde ésta judería con la zona cristiana se hacía a través de seis postigos.
La judería nueva o de «los calliços del Coso» quedaba cercada entre la calle San Miguel y el Coso medio. Algunas de sus calles hacían mención a los oficios desempeñados por la comunidad hebrea, como Platería, Torneros o Tenería. La importancia que cobró éste barrio en la vida cotidiana judía hizo que se dotasen unas infraestructuras donde destacaba el hospital, los baños públicos (de los que se conserva una sala en un semisótano del Coso) o una sinagoga que se encuentra en el mismo suelo donde hoy se levanta la iglesia de San Carlos.
Uno de los puntos más activos de la aljama se centraba en la alcaicería, el mercado mayor al que asistían hebreos y cristianos los jueves y que se establecía en la calle de la Verónica. Pero Zaragoza contaba con otro espacio comercial, la casa del Talmud-Tora, el mercado en el que se vendían granos y comestibles y que se situaba en la plaza de San Carlos.
Baños judíos |
Y en cuanto al cementerio judío de Zaragoza, estaba asentado en el barrio de Miralbueno, muy cercano al camino de San Lamberto, aunque su ubicación exacta todavía no está del todo determinada.
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