Su nombre proviene del latín variŭs (variado, variopinto), en referencia a los abultamientos que aparecen en cara y cuerpo de la persona infectada.
Surgió en las poblaciones humanas en torno al año 10.000 a.C., y durante varios siglos sucesivas epidemias devastaron a la población. Hubo casos hace 2000 años en china y en el lejano oriente, y la enfermedad llego a Europa en el año 710 D.C.. Y se introduce a America en el año 1520.
La ultima epidemia ocurrió en Somalia en 1997.
Su tasa de mortalidad llegó a ser hasta de un 30% de los pacientes infectados.Era tal el temor a esta enfermedad que en algunas culturas antiguas no se daba nombre a los niños hasta que contrajesen la enfermedad y sobreviviesen a ella.
Las formas clínicas de la viruela eran dos:
1- La viruela menor, menos común y mucho menos grave, cuyas tasas de mortalidad fueron históricamente del 1% o menores.
2- Viruela mayor, la más grave y más común, que ocasionaba una erupción amplia por todo el cuerpo y fiebre muy alta de más de 40 grados. Esta viruela presenta cuatro tipos diferentes:
- Común, la más frecuente, el 90% o más de los casos.
- Modificada o leve que aparecía en personas vacunadas.
- Lisa, y
- Hemorrágica, ambos tipos raros y muy graves.
El período de incubación era de 7-19 días, entre 10-14 días hasta la aparición de la enfermedad y después de 2-4 días hasta la aparición de la erupción.
El período de transmisión va desde que aparecen las primeras lesiones hasta que se desprenden las costras, unas tres semanas aproximadamemte. La fase de mayor contagio se da en el período previo a la erupción, y se produce por medio de las gotitas de aerosoles provenientes de la orofaringe.
Para que la viruela se contagiase de una persona a otra, tenía que estar en contacto directo y prolongado, cara a cara, o a través del contacto directo con fluidos corporales infectados o con objetos contaminados, como sábanas o ropa. Rara vez el virus de la viruela se ha propagado transportado por el aire en sitios cerrados como edificios, autobuses y trenes.
Los seres humanos son los únicos portadores naturales del virus de la viruela, y no se conocen casos de viruela transmitidos por insectos o animales.
Todas las personas no vacunadas son susceptibles de contraer la enfermedad.
Según la OMS, la viruela ha sido totalmente erradicada de la naturaleza por el ser humano en Mayo de 1980, gracias a las campañas de vacunación que desde 1959 promovió la Asamblea Mundial de la Salud, al aprobar una iniciativa global conjunta de vacunación.
En cuanto a la vacuna, en 1796 el investigador Edward Jenner descubrió que al inocular el virus vaccinia ,(similar a la viruela, pero de origen animal) a las personas, éstas no desarrollaban la enfermedad.
Comprobó que las ordeñadoras de la época que estaban en contacto con la viruela de vaca o bovina (viruela "vacuna"),menos patógena, hacía que se inmunizasen y no contrajesen la viruela humana.
Este experimento sería la base para desarrollar una vacuna profiláctica que conseguía mantener fuera de peligro al 95% de las personas no infectadas y reducir los síntomas de aquellos que, teniéndola,estuvieran
en su primera fase.
Su descubridor fué el médico y biólogo británico, Edward Jenner que nació en Berkeley, 17 de mayo de 1749, y falleció en el mismo lugar en 1823.
Sus primeros estudios los realizó en la escuela local y desde muy temprana edad mostró gran interés por la naturaleza y especialmente por la zoología.
A los 21 años inició sus estudios en el Hospital San Jorge de Londres con el famoso cirujano y anatomista John Hunter.
Estudió además geología, el plumaje de las aves, la historia natural de las anguilas y la temperatura de los erizos.
En 1773 y tras rechazar el puesto de naturalista en la segunda expedición del capitán Cook por el océano Pacífico, Jenner volvió a su pueblo natal para ejercer la medicina.
Allí, el 14 de mayo de 1796, tuvo la idea de inocular a una persona sana con la viruela de las vacas para inmunizarla frente a tan terrible enfermedad, así que extrajo pus de una pústula de la mano de Sarah Nelmes, una ordeñadora que había contraído la viruela de su vaca lechera, y lo inoculó a un saludable niño de 8 años llamado James Phipps, quien desarrolló una leve enfermedad entre el 7º y el 9º día.
Se formó una vesícula en los puntos de inoculación, que desapareció sin la menor complicación, y el 1 de julio, inoculó al niño con la temida viruela, pero no enfermó.
Jenner envió un informe a la Royal Society de Londres, que lo rechazó, y en 1798 autopublicó el libro“Investigación acerca de las causas y efectos de la viruela vacuna” comenzando una campaña en pro de su
“vacuna”, que fue muy discutida.
Los científicos de la época, e incluso la Asociación Médica de Londres, se opusieron al tratamiento de Jenner y, realizaron críticas violentas e injuriosas.
Algunos años después se iniciaron campañas de vacunación entre la población, lo que supuso el primer paso hacia su erradicación.
A pesar de estar erradicada, se conservan cepas de esta enfermendad en laboratorio, y, en 1978 en un accidente por mala manipulación del virus en un laboratorio de Gran Bretaña, la fotógrafa médica Janet Parker contrae el virus y fallece el 11 de septiembre de dicho año, siendo la última muerte humana registrada por este virus en el mundo.
Oficialmente sólo se guardaron dos muestras del virus en estado criogénico en los dos laboratorios más tecnológicamente avanzados del mundo, una en los Estados Unidos y la otra en la Unión Soviética.
Actualmente se debate si destruir o no las últimas cepas del virus, ya que se ha constatado la existencia de cepas del virus congeladas en momias siberianas de fallecidos por la enfermedad y, el doctor Brian Mahy, director de un equipo de investigadores de seis países del CDC, reconoció que la destrucción de los virus depositados en Estados Unidos y Rusia no constituye una garantía total, ya que, "Siempre es posible que un virus de viruela haya estado deliberadamente conservado en algún lugar del mundo por gobiernos o grupos sociales con el fin de contar con esa arma biológica".
Existe pues un peligro latente, puesto que la humanidad no solamente ha perdido la inmunidad al virus, sino que también no tiene ya memoria genética. Ante un eventual escape o ataque biológico, el tiempo de reacción de la industria y la consecuente vacunación mundial no sería lo suficientemente rápido como para evitar la muerte de cientos de millones de personas. Debido a esto desde 2001 el gobierno de Estados Unidos de América ha tomado medidas para tener las suficientes vacunas como para inmunizar a toda su población.
Para fabricar vacunas no es necesario el virus. Se conserva una reserva periódicamente renovada de unos cuatro millones de dosis de vacunas con fines defensivos.
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