El 19 de Enero de 1915, cuatro años después de haber
presentado en el registro de la Oficina de Patentes de los Estados Unidos su
proyecto, el físico francés Georges Claude recibe el visto bueno para que su
patente de lámparas de neón pueda seguir adelante. A Claude se le ocurrió esta
idea cuando era asistente del ingeniero alemán Carl Von Linde, al observar cómo
éste licuaba aire separándolo en hidrógeno y oxígeno en un proceso de
destilación que producía pequeñas cantidades de gases sobrantes, entre ellos el
neón. Para aprovechar y convertir este gas residual en algo útil, Claude dio
con las propiedades de la luz de neón. Gracias a este invento, se hará
millonario rápidamente.
Georges Claude nació el 24 de septiembre de 1870 en París. Estudió en la
Universidad de París y en el transcurso de la
Segunda Guerra Mundial apoyó al
gobierno del mariscal Petain, establecido en Vichy, por lo que al terminar el
conflicto fue juzgado como colaboracionista y pasó cuatro años en prisión, de
1945 a 1949. Falleció el 23 de mayo de 1960.
En 1897 descubrió que
el acetileno podía transportarse con seguridad disolviéndolo en acetona. Este
método fue utilizado por gran parte de la industria.
En 1902 fundó la
compañía Air Liquide. Realizó investigaciones sobre un grupo de gases
que integraban el neón, el criptón y el xenón, y que junto con el helio y el
argón se denominaron "gases inertes" o "nobles". Demostró
que al aplicar descargas eléctricas dentro de un tubo de vidrio que contuviera
gases nobles, se podía producir luz. Las más llamativas eran la luz roja producida con el gas neón, y
el resplandor azul del argón y por eso, aunque se utilizaran otros gases, las
luces así producidas se llamaron luces de neón.
Una de las
consecuencias más espectaculares de ese descubrimiento fue su aplicación a la
publicidad y la aparición de los carteles luminosos, que cambiaron la cara de
las ciudades. La iluminación con tubos de neón fue utilizada en Francia para el alumbrado público alrededor de
1930 . Como esta iluminación es visible incluso de día, la gente se paraba a
observar los carteles de Neón y comenzó a llamarlos "fuego líquido". Actualmente, por su
llamativo color los tubos de Neón son utilizados principalmente en anuncios
publicitarios.
Este descubrimiento
fue también el antecedente de la luz fluorescente, que reemplazó a las lámparas
incandescentes, primero en las industrias y más tarde en muchos usos
familiares.
Una lámpara de neón es una lámpara de
descarga de gas que contiene principalmente gas neón a baja presión y cuyo funcionamiento se basa en el fenómeno
de la luminiscencia, por el cual se producen radiaciones luminosas con un
escaso aumento de la temperatura , por
lo que se las conoce también como lámparas frías, y se pueden clasificar según
el gas utilizado (vapor de mercurio o sodio) o la presión a la que este se
encuentre (alta o baja presión). Las propiedades varían mucho de unas a otras y
esto las hace adecuadas para diversos usos. Este término se aplica también
a dispositivos parecidos rellenos de otros gases nobles, normalmente con el objeto de
producir colores diferentes.
Para su funcionamiento se hace pasar por el tubo lleno de Neón, una pequeña corriente eléctrica, alterna o continua que provoca que éste emita un brillo rojo anaranjado. La fórmula exacta del gas es la llamada mezcla Penning, 99,5% neón y 0,5% argón, ya que tiene un voltaje de ruptura menor que el neón puro.
Estas
lámparas que producen una luz tenue de color naranja-ámbar, tiene dos
electrodos dentro de un bulbo de vidrio lleno con de neón, cuando el voltaje
entre los electrodos excede de 60-70 voltios la ionización del gas permite el
“salto” de la corriente entre los electrodos y se produce la iluminación. Como
es de baja intensidad solo se usa para iluminar pequeñas señales en tableros de
control y en luces de ambientación de habitaciones a fin de que se mantenga
algo iluminada durante la noche. Tienen una larga vida permaneciendo encendida
todo el tiempo durante varios años.
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