sábado, 12 de enero de 2013

LA ULTIMA NOCHE



 
La última noche, de Francisco Gallardo Rodríguez premio Ateneo de novela histórica 2012 ,es un libro sobre la medicina musulmana en España una recreación de la Sevilla almohade y se trata de la segunda novela del autor médico de profesión, especialista en Medicina y Traumatología del Deporte, que ha desarrollado su carrera profesional en el Caja San Fernando de baloncesto, en la selección española de baloncesto, en el Club SatoSport, en el Centro de Alto Rendimiento de la Cartuja, y durante veinticinco años ha investigado acerca de la Medicina en Al-Ándalus.

En esta novela el autor se remonta al siglo XII y su acción transcurre entre Sevilla y el norte de África. Sarah Avenzoar, la protagonista, nieta del prestigioso médico Avenzoar y que desafió los convencionalismos de la época para ejercer la medicina, decide escribir sus memorias al final de su vida mientras presta sus servicios en la corte almohade de Marrakech.  En la época en la cual está fechada la novela las mujeres, siempre que fuesen de cuna noble y tuviesen un permiso especial del Califa, podían ejercer la medicina. La doctora también tendrá tiempo de conocer al propio Averroes (Ibn Rushd) filósofo y médico andalusí (1126-1198).
“La última noche” recoge la historia un poco olvidada de Andalucía y transcurre entre Sevilla y  Marrakech , dos ciudades muy comunicadas en la época ya que entre ellas había un flujo constante de soldados, arquitectura, libros, pensamiento, ideas. Muy interesante la visión, sobre todo desde el punto de vista de la protagonista, una médico de mujeres y niños de los califas, que intenta resaltar el valor de la mujer en una época y una sociedad en la que estaba a la sombra. Sin duda, las crónicas de la época hablan de los hombres y de sus hazañas, pero de las mujeres apenas conocemos su nombres, como mucho los hijos que tuvieron. Por ello los datos que se atribuyen a los hombres son auténticos, recogidos de las crónicas de la época y  los de las mujeres casi todos son ficción. 


A través de la obra  se puede seguir la huella de la transformación que hubo en Sevilla en la época almohade observando la cantidad de monumentos que se conservan, ya que entonces se construyó el Puente de Barcas sobre el Guadalquivir, el Palacio de la Buhaira, el Alminar, la actual Giralda, se amplió el Alcázar fortificándolo, se reforzaron las murallas para protegerse del ataque de los cristianos y de las crecidas del río,.. En fin, en poco más de cincuenta años se transformó la ciudad. 
El  libro se centra especialmente en la construcción de la Giralda, que realizan  arquitectos sevillanos, pero en aquella época la ciudad de Marraquech, donde residían los califas, estaba muy unida a Sevilla, y los mismos arquitectos, los mismos albañiles construían a uno y al otro lado del estrecho de ahí el parecido que hay en la Koutoubia de Marraquech y la Giralda.
A través del relato de Sarah Avenzoar vamos recorriendo los hechos acaecidos en esa etapa de la historia  y conoceremos a los Avenzoar,  una saga de médicos, seis generaciones que sirvieron a los emires almorávides y a los califas almohades. La mayoría fueron sevillanos, entre ellos dos mujeres médicos de mujeres y niños, Sarah Avenzoar, la protagonista y  de Umm Arm, su madre.
La novela son las vivencias de una mujer musulmana en la segunda década del siglo XII entre Sevilla y Marrakech,  época de luchas por el poder salpicadas de relaciones personales y bajo un sensible punto de vista sobre el mundo femenino.

 En suma, nos relata un mundo fascinante donde la suntuosidad de Las Mil y Una Noches se mezcla con un inusitado desarrollo técnico y quirúrgico, de la mano de una de las primeras mujeres que practicó legalmente la medicina. Pero ninguna medicina puede curar las heridas del alma...


"En el año 589 de la Hégira, el 1195 de era de los cristianos, una calurosa noche de verano, comienzo a emborronar este pergamino.."
 "Mis primeros recuerdos están grabados en la memoria con el color gris del miedo. Apenas contaba siete años de edad y mi cuerpo no se elevaría más allá de dos codos de altura. Sevilla era un estruendo de galopes y tambores. La guardia de Ibn al-Arabí, el último cadí almorávide, llamaba a la resistencia. El ejército almohade, que meses atrás había desembarcado en Tarifa, avanzaba hacia la ciudad desde la costa..."





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